Cultos, disciplinados, con ideas de avanzada para su época, y entregados a la misión y al trabajo. Los jesuitas dejaron una huella en Tucumán que fue más allá de lo estrictamente espiritual: influyeron en las costumbres y hasta en las maneras de producir.
La historiadora Teresa Piossek Presbisch calificó la acción de los jesuitas en Tucumán como intensa. "Ellos vieron una tierra muy fértil, llena de oportunidades y sin la beligerancia indígena de la zona del Chaco. En cuanto a la cultura propiamente dicha, en el colegio que tuvieron en la ciudad formaron una biblioteca muy rica y valiosa. Pero, lamentablemente, tras la expulsión (de toda América, por orden del rey Carlos III) esa biblioteca se desperdigó", explicó la autora de estudios sobre jesuitas destacados, como Antonio Machoni y el lingüista Alonso Barzana.
- ¿Qué aportaron a la organización de la región?
- Sin dudas, influyeron. La actual San Isidro de Lules es hija de la estancia jesuita. Ellos tuvieron una gran influencia en las costumbres, sobre todo en las de los indígenas.
- ¿Qué pasó en Tucumán luego de la expulsión?
- Cuando ellos se fueron quedó un gran vacío, un gran desconcierto en la sociedad. Y, lamentablemente, no hubo un impulso colectivo por conservar lo que dejaron, como sí ocurrió en Córdoba. La sociedad tucumana todavía no estaba preparada para valorar su ilustración. El desconcierto entre las personas que trabajaban con ellos fue impresionante, tanto indios como esclavos. Porque no sólo quedaron sin guías espirituales, sino también sin alguien que los gobernara, que les dijera qué hacer.
- Además de la producción de azúcar, ¿hay otras actividades que se realicen actualmente y que sean legado jesuita?
- Ellos tenían un concepto empresario del trabajo. Y gracias a ese concepto dejaron en funcionamiento emprendimientos que perduran hasta hoy, como la producción de quesos en Tafí del Valle. - ¿Por qué no volvieron a Tucumán?- Todo su sistema organizativo se había desarmado, las tierras habían sido parceladas y otras órdenes religiosas habían ocupado su lugar.
- ¿Qué significa que ahora la máxima autoridad de la Iglesia sea un jesuita?
- Lo que son las vueltas de la vida ¿no? La Iglesia se deshizo de ellos a fines del siglo XVIII. Y ahora la misma Iglesia, que está sumida en un proceso de renovación, elige a un jesuita como Papa.
San Miguel de Tucumán
Luego del traslado de la ciudad de San Miguel desde Ibatín a su
ubicación actual, en 1685, los jesuitas levantaron su colegio y su
iglesia en el lugar en el que actualmente están el templo y el convento
de San Francisco, en 25 de Mayo y San Martín. A principios de la década
del 80 se encontraron vestigios de las construcciones que la Compañía de
Jesús había realizado en esa manzana. Entre ellos, los restos de una
red de desagües.
Tafí del Valle
Los jesuitas se instalaron en Tafí del Valle, levantaron la
capilla de La Banda y organizaron la estancia que la rodeaba. Esta
incluía los actuales territorios de Las Carreras y de El Mollar. Allí
practicaron la ganadería y, entre otros productos, empezaron a fabricar
los quesos que hasta el día de hoy se comercializan en distintas
estancias tafinistas. Luego de su expulsión, las tierras fueron
parceladas y vendidas a privados.
Ibatín
Del paso de los jesuitas por Ibatín sólo quedan algunos
vestigios. Pero hay documentos que señalan que los dos edificios más
valiosos de la primitiva San Miguel de Tucumán fueron la catedral y el
templo de la Compañía de Jesús, resaltó Teresa Piossek Presbisch. "Hay
un documento en el que se expresa que la arquitectura de la iglesia
jesuita era muy curiosa, original. Hasta en eso se ve que tenían ideas
de avanzada", explicó la historiadora.